...a Alicia le habían pasado
tantas cosas extraordinarias aquel día,
que había empezado a pensar que
casi nada era en realidad imposible.
Lewis Caroll. Alicia, en el país de las maravillas.
Emergiendo de su bañera, en la que ha estado visitando mundos, Carlota se prepara para una cita muy importante. No debe llegar tarde al encuentro. Y como de costumbre, se retrasa por el pecadillo de contarnos una historia más...
Regina Ávila es una escritora cubana exiliada en su propio territorio de ensueños. Nacida en Caracas, de padre venezolano y madre habanera, ha compartido casi todos los instantes de su vida con esa palabra en mayúscula que se llama VIAJE. El primero de esos traslados físicos, ocurrió en su infancia como resultado de la Revolución de 1959 en Cuba. Vivió por aquellos años en Estados Unidos que se convirtió en país de adopción; allí hizo estudios de Interpretación y actualmente, conoce y habla el español, el inglés, el francés, el portugués, el italiano, el ruso, y el árabe clásico. Viajar por las lenguas ha sido también, una ocupación de la creadora durante varios años y hoy, decidida a terminarlo todo en un solo caminar, transita por la profesión de arquitecta de interiores y exteriores, lo cual le permite dar saltitos infieles de cuando en cuando, para asomarse a la literatura, y como poetisa y ahora novelista, seguir, de forma generosa, haciéndonos partícipes de cada imagen suya.
Carlota, protagonista y narradora, como en su caso, hace las de Zazie. Presenta invariablemente sus aventuras, reales para ella, reales para su lector. Sin embargo, ojo con la credulidad, Carlota juega con la verdad, con la ilusión, y con cada elemento de un mundo en el que nos hace entrar como Lewis Caroll en su Alicia, en el país de las maravillas. Territorio de maravilla, la bañera misma, el cuarto, el espejo, casi nunca sabemos si la manipulación de los datos es, en serio o en risa. Jugada maestra.
A causa de su cultura inter-artística y de su educada sensibilidad, Regina Ávila toca las fronteras de una literatura no solamente cubana, sino mundial, que ha seguido de cerca los temas más caros al feminismo literario. Sin embargo, no hay reivindicación de la imagen de la mujer por agresión, sino por demostración certera de las capacidades de su condición humana. A pesar de la relativa brevedad de esta obra, consideramos que ocupará un lugar en la historia literaria cubana y latinoamericana cerca de Laura Esquivel, y también de la inglesa Virginia Woolf, a las que hace homenaje implícito.
Un capricho del azar quiso que Bolero, ma non Troppo, estuviera perdida durante veinte años. Viajes, interiores y exteriores, impidieron que la novela, anterior con mucho a algunos autores y obras publicadas dentro de la literatura latinoamericana, fuera conocida. Un capítulo fue incluido en la prestigiosa revista literaria Linden Lane Magazine (octubre-diciembre de 1982). Sin embargo, no creo que hayan sufrido sus páginas por el tiempo transcurrido. Su lectura resta fresca y vigente, prueba que tiene valores que el lector sabrá reconocer después de reír y de llorar con ella.
Como los desplazamientos implican concepción de espacio, el lector quedará complacido por los múltiples viajes al pasado o al futuro que Carlota le cuenta. Tiempo --le dice su reloj falso o verdadero. Tiempo o espacio --le dice a Carlota un Alguien que no le permite más que la concertación de una cita a ciegas. Pero, Carlota acepta valientemente el reto y desde su bañera se prepara. Bolero, ma non Troppo, es una rendición y un ajuste de cuentas. So pretexto de tener un encuentro, el lector vive con Carlota todos los instantes de una espera en el fondo angustiosa, mas vivida cubanamente con gran sustancia filosófica.
Y sí, la novela nos ofrece una filosofía de vida. Un viaje hacia un encuentro preparado largamente por su protagonista. ¿O será que Carlota nos ha ocultado algo más que esa información? La obra nos habla mucho, sobre el imponderable, el final inesperado, la tragedia devenida comedia, o lo contrario; nos habla de una eternidad imposible de asir en tan breve plazo como el de nuestra vida, o el de nuestra lectura. La risa, cubana y con valores sobradamente curativos, es empleada por la escritora, para tratar una enfermedad que afecta, desde siempre, la humanidad de nuestro planeta: ¿tal vez por eso, titular su obra aludiendo al bolero, triste, pero, no demasiado, para curarnos por homeopatía?. La contención venezolana se revela súbitamente aquí.
Y, entonces llegamos a un aspecto que apasiona a los psico-analistas de hoy. La abundancia de zapatos, de vestidos, joyas y relojes, testimonio de querernos decir cuánto debemos a los detalles el concepto del todo. Sí, porque Regina Ávila nos inunda de información sobre marcas, usos y costumbres de una sociedad finisecular multinacional que adora esta información portada sobre el cuerpo. Y la escritora la convierte igualmente, en motivo de risa o de seriedad, según el caso. Los accesorios son humanizados, a tal punto, que forman parte de una aventura políciaca al borde de una comicidad suicida. ¿Mirada crítica o aceptación complaciente? La elección, al respecto, queda en manos de su público.
En el siglo que avanzamos, ya está probada la internacionalización del arte literario y de un gusto, que sin dudas optará por una literatura como ésta... cómica, triste, de programa, tal vez sublime...
Bolero, ma non Troppo
ISBN: 84-930580-1-7
Editorial Aduana Vieja, Cadiz, España
Aparecida en español en 2005 y en francés en 2006
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